Jacinto Antón Barcelona www.elpais.com 20/12/2007
Un testigo de excepción en las Termópilas: Esquilo. En su nueva novela histórica, "El agua y la tierra, Maratón, Termópilas, Salamina y Platea" (Edhasa), el escritor Julio Murillo coloca al gran autor de tragedias en la última batalla de Leónidas y sus 300 espartanos. También le vemos dirigiendo teatro (Los persas), consultando el oráculo de Delfos, encamado con una hetaira y ante el gran Jerjes, en la tienda del Rey de Reyes. De hecho, Esquilo es el narrador de la novela.
"Los hechos históricos de las guerras médicas son bien conocidos", explica Murillo. "Quería escribir sobre el tema, que siempre me ha interesado. En realidad, mi primera novela debía tratar sobre esa época, pero por diferentes razones pasaron por delante las que dediqué a la caída de Constantinopla (Las lágrimas de Karseh, 2005) y la Florencia de los Médicis (Las puertas del paraíso, 2006). No me apetecía crear un relato desde el punto de vista de Temístocles o inventando un personaje. Así que, al manejar la información y descubrir que Esquilo había vivido de principio a fin la totalidad de las guerras médicas, decidí utilizarlo como mi narrador, que contase la historia en primera persona, en unas supuestas memorias".
Trama detectivesca.
El novelista convierte la supuesta amistad de Esquilo y Temístocles en uno de los ejes de su historia. Juntos engañan a los persas para propiciar la victoria griega en Salamina. "Me parece evidente que se conocieron, así que ¿por qué no podía hacerlos amigos?". Murillo afirma que ha situado cuidadosamente su ficción sobre el tapiz histórico. "Hay una trama de corte detectivesco, con asesinatos, desapariciones y extraños sucesos en los que está involucrado el Oráculo de Delfos. La acción de Temístocles y Esquilo servirá no sólo para salvar a Grecia sino para desenredar también esa madeja criminal".
Hay varias licencias -aparte de una trama romántica-, como colocar a Esquilo en las Termópilas. "Sí, pero estuvo en cambio en Artemisio, a media jornada de las Termópilas, así que imagino que va hasta allí y rizando el rizo le hago narrar la batalla como testigo presencial. También es una licencia hacerle acudir al campamento de Jerjes con Sicino, el criado de Temístocles, para engañar a los persas y hacerles atacar en Salamina".
Un testigo de excepción en las Termópilas: Esquilo. En su nueva novela histórica, "El agua y la tierra, Maratón, Termópilas, Salamina y Platea" (Edhasa), el escritor Julio Murillo coloca al gran autor de tragedias en la última batalla de Leónidas y sus 300 espartanos. También le vemos dirigiendo teatro (Los persas), consultando el oráculo de Delfos, encamado con una hetaira y ante el gran Jerjes, en la tienda del Rey de Reyes. De hecho, Esquilo es el narrador de la novela.
"Los hechos históricos de las guerras médicas son bien conocidos", explica Murillo. "Quería escribir sobre el tema, que siempre me ha interesado. En realidad, mi primera novela debía tratar sobre esa época, pero por diferentes razones pasaron por delante las que dediqué a la caída de Constantinopla (Las lágrimas de Karseh, 2005) y la Florencia de los Médicis (Las puertas del paraíso, 2006). No me apetecía crear un relato desde el punto de vista de Temístocles o inventando un personaje. Así que, al manejar la información y descubrir que Esquilo había vivido de principio a fin la totalidad de las guerras médicas, decidí utilizarlo como mi narrador, que contase la historia en primera persona, en unas supuestas memorias".
Trama detectivesca.
El novelista convierte la supuesta amistad de Esquilo y Temístocles en uno de los ejes de su historia. Juntos engañan a los persas para propiciar la victoria griega en Salamina. "Me parece evidente que se conocieron, así que ¿por qué no podía hacerlos amigos?". Murillo afirma que ha situado cuidadosamente su ficción sobre el tapiz histórico. "Hay una trama de corte detectivesco, con asesinatos, desapariciones y extraños sucesos en los que está involucrado el Oráculo de Delfos. La acción de Temístocles y Esquilo servirá no sólo para salvar a Grecia sino para desenredar también esa madeja criminal".
Hay varias licencias -aparte de una trama romántica-, como colocar a Esquilo en las Termópilas. "Sí, pero estuvo en cambio en Artemisio, a media jornada de las Termópilas, así que imagino que va hasta allí y rizando el rizo le hago narrar la batalla como testigo presencial. También es una licencia hacerle acudir al campamento de Jerjes con Sicino, el criado de Temístocles, para engañar a los persas y hacerles atacar en Salamina".
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