domingo, 4 de agosto de 2019

CALIPSO, HIJA DEL TITÁN ATLANTE

Estatua de Calipso en Ceuta, foto de Vardulia

En la mitología griega, Calipso era una ninfa, hija del titán Atlante y Pléyone, según la versión oficial, o de Helio y Perseis, según otras, de las cuales deriva su hermandad con Circe y Eetes. Se creía que habitaba en la isla Ogigia, ubicaba en el Mediterráneo occidental, y que por lo general se identifica con la actual península de Ceuta, frente a Gibraltar. 

El poeta Homero es quien nos relata el encuentro entre Calipso y Ulises. El héroe arribó a su isla luego de que su barco naufragara y Calipso lo recibió muy hospitalariamente en su cueva. Durante días lo agasajó con manjares, bebida y su propio lecho, pues se había enamorado completamente de él. Así lo retuvo durante siete largos años, aunque algunas versiones dicen que fueron diez e incluso sólo uno. 

 Ulises no advierte el pasar del tiempo y Calipso continuó reteniéndolo y dio a luz a cuatro hijos: Nausítoo, Nausínoo, Latino y Telégono. Pero el héroe comenzó a echar de menos a esposa, a pesar de los esfuerzos de Calipso por hacerle olvidar su vida anterior. Cuando este expresó su deseo de regresar a su hogar, ella le ofreció la inmortalidad y la juventud eterna a cambio de su permanencia, pero Ulises prefirió envejecer y morir junto a su amada Penélope. 

 Despechada, Calipso no quería dejarlo ir, por lo que Atenea, diosa que protegía a Ulises en su viaje, le pidió a Zeus que interviniera. El dios envió a Hermes, el mensajero, para ordenarle a Calipso la libertad de Ulises. Sin más opción que obedecer a los dioses, la triste ninfa le proporcionó al héroe madera para construir una embarcación, provisiones para el viaje, e indicaciones de cuáles astros debía seguir para encontrar el camino de regreso a Ítaca, su hogar. 

 La leyenda dice que Ulises se despidió de Calipso con cierta dosis de suspicacia, pues existía la posibilidad de que se tratara de una trampa por parte de la ninfa. Pero no fue así, de hecho, se dice que Calipso terminó muriendo de pena, tal como la reina Dido luego de la partida de Eneas.

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