Según la mitología griega, en una ocasión Perséfone (Proserpina para los romanos) se encontraba recogiendo flores en un prado cuando la tierra se abrió y emergió Hades, el rey de los muertos, que la raptó y se la llevó con él al Inframundo. Su desesperada madre y diosa de la agricultura marchó a buscarla por todos los rincones del mundo descuidando sus deberes con la tierra; desesperada, Deméter detuvo el crecimiento de los campos, rehusó volver al Olimpo y comenzó a vagar convirtiendo en desierto todo lo que pisaba. Entonces Zeus decidió intervenir y obligar a Hades a que le devolviera a su hija, pero Perséfone ya había comido semillas de granada y quien prueba la comida de los muertos, no puede volver a la vida jamás; entonces acordaron que pasaría 6 meses con su madre, cuando la tierra florece, y 6 en el Inframundo, cuando se convierte de nuevo en un páramo estéril.
Los misterios eleusinos celebraban el regreso de Perséfone, pues éste era también el regreso de las plantas y la vida a la tierra. Perséfone había comido semillas (símbolos de la vida) mientras estuvo en el inframundo (el subsuelo, como las semillas en invierno) y su renacimiento es, por tanto, un símbolo del renacimiento de toda la vida vegetal durante la primavera y, por extensión, de toda la vida sobre la tierra.
Los misterios eleusinos celebraban el regreso de Perséfone, pues éste era también el regreso de las plantas y la vida a la tierra. Perséfone había comido semillas (símbolos de la vida) mientras estuvo en el inframundo (el subsuelo, como las semillas en invierno) y su renacimiento es, por tanto, un símbolo del renacimiento de toda la vida vegetal durante la primavera y, por extensión, de toda la vida sobre la tierra.
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